29.10.15

La Ventana de Percepción.

Existe una multiplicidad de seres distintos en cada una de las dimensiones que conforman la Totalidad de lo Creado. Dentro de cada una de estas dimensiones se repite una subescala o esfera donde se sitúan estos seres según el nivel evolutivo de conciencia. Se puede afirmar que los seres existentes en la Totalidad de lo creado es una infinidad incalculable.

Desde nuestro punto de vista humano, la vida la reconocemos solo en la tercera dimensión, "lugar" donde coexistimos con nuestros semejantes, y nos podemos relacionar con ellos. Aquí la vida la reconocemos como "conciencias que habitan cuerpos energéticos que vibran en tres dimensiones". Conciencia, más Energía (cuerpo), es igual a Ser Individual.
Pero el concepto de vida es mucho más amplio y variado de lo que podamos imaginar. Todas las demás formas de existencias que no podemos reconocer porque se nos escapa a los sentidos, son igualmente formas de vida; aunque en otro estado, en otro modo. Esas otras formas de vida, o de existencias, habitan las dimensiones distintas a la nuestra, desde las más bajas: la elemental y la primaria, a las más elevadas: que comprende desde la cuarta a la décima dimensión. Todas están plenas de vida, de seres conscientes que coexisten y se relacionan entre sí, dentro de su dimensión específica.

Entonces, ¿por qué sí podemos percibir con los sentidos a los seres que se circunscriben dentro de las dimensiones inferiores, la elemental (minerales) y primaria (vegetales), aun perteneciendo a otras dimensiones distinta a la nuestra (tercera o bariónica), y no podemos percibir a los seres que habitan las dimensiones superiores a la nuestra?

En realidad, cada dimensión viene definida no solo por la frecuencia en la que vibran los cuerpos energéticos, sino también, y muy principalmente, por la sintonización que realiza la conciencia que existe en conjunción con ese cuerpo energético. 

Para poderlo explicar hay que entender el concepto de "ventana de percepción".
Queda claro que percibimos nuestro entorno de tres dimensiones gracias a nuestros sentidos: vista, oído, tacto, gusto... y podemos captarlo porque nuestra conciencia sintoniza con todo lo que vibra a una frecuencia determinada, en nuestro caso, a una frecuencia de 10 elevado a 2, hasta 10 elevado a 23 hercios utilizando la tecnología. Con nuestros sentidos naturales esta escala de frecuencia queda reducida a menos aún.
Nuestra conciencia sintoniza pues un determinado rango de frecuencia: la tercera dimensión.
Pero nuestra conciencia capta las tres dimensiones como una totalidad, es decir, no capta una sola dimensión por separado, o dos dimensiones por separado. Aunque pueda reconocer como concepto la idea de una o dos dimensiones, en la Realidad que sintonizamos no percibimos las tres dimensiones por separado, sino como un todo.
Lo mismo ocurre con el resto de seres que habitan las diferentes dimensiones. Estos seres no perciben las distintas dimensiones por separado, sino todas a la vez como conjunto dependiendo de qué dimensión se trate.

Desde abajo a arriba, teóricamente las conciencias latentes que habitan la dimensión primera o primaria, la más baja, solo percibirían una sola dimensión de la Realidad Total porque están sintonizadas con los rangos de frecuencias más bajos, los que comprenden desde los 10 elevado a menos 15, hasta los 10 elevados a menos 8 hercios. 
Pero eso sí, toda la materia circunscrita en la primera dimensión además vibra en el resto de frecuencias existentes, en todas, desde las más bajas ya mencionadas hasta las más elevadas.
En resumen, todo cuerpo material perteneciente a la primera dimensión, está compuesto por energía subatómica que vibra en todas las frecuencias posibles, desde las más bajas a las más elevadas posibles.

De esta forma podemos afirmar que, toda conciencia inscrita en la primera dimensión posee un revestimiento energético (cuerpo mineral) compuesto de partículas subatómicas que vibran en una serie sucesiva y simultánea de frecuencias que comprende: la frecuencia elemental (la cual sintoniza), la primaria, la bariónica, la etérica, la astral, la dévica, la búdhica, la átmica, la prakáshica, la samádica, hasta que finalmente se conecta con la Conciencia Superior.

Toda conciencia inscrita en la segunda dimensión posee un revestimiento energético (cuerpo vegetal) compuesto de partículas subatómicas que vibran en una serie sucesiva y simultánea de frecuencias que comprende: la frecuencia primaria (la cual sintoniza), la bariónica, la etérica, la astral, la dévica, la búdhica, la átmica, la prakáshica, la samádica, hasta que finalmente se encuentra conectada por la Conciencia Superior.

Toda conciencia inscrita en la tercera dimensión posee un revestimiento energético (cuerpo animal) compuesto de partículas subatómicas que vibran en una serie sucesiva y simultánea de frecuencias que comprende: la frecuencia bariónica (la cual sintoniza), la etérica, la astral, la dévica, la búdhica, la átmica, la prakáshica, la samádica, hasta que finalmente se encuentra conectada por la Conciencia Superior.

Es en este punto, donde podemos explicar por fin, a qué me refería en anteriores entradas del blog cuando advertía sobre "una necesaria e importante matización"
Y se trata de ésta: como habéis podido comprobar, a medida que ascendemos por la escala dimensionales, cada cuerpo compuesto de partículas subatómicas deja de vibrar en las frecuencias que corresponden a las dimensiones inferiores así mismo. 
Esto es, las partículas subatómicas que conforman los cuerpos circunscritos a la dimensión primaria (vegetal), ya no vibran en las frecuencias correspondientes a los cuerpos energéticos de la dimensión elemental (minerales).
Las partículas subatómicas que conforman los cuerpos circunscritos en la dimensión bariónica (animal), dejan de vibrar a las frecuencias correspondientes a las dimensiones primaria (vegetal) y elemental (mineral).
Y así sucede sucesivamente a todos los seres de las dimensiones superiores.

¿A qué se debe esto? Pues sencillamente al fenómeno que antes definí como de "entropía". La Ley mediante la cual, la Conciencia Superior establece la posibilidad de hacer elevar a las energías más bajas a frecuencias inmediatamente superior a éstas. 

Esto es posible gracias a que los corpúsculos de conciencias diseminados por todas las dimensiones según su nivel evolutivo, se revisten de la energía según el grado de frecuencia vibratorio análogo que le corresponda, entonces, la misión de estas conciencias es la de conseguir elevar la frecuencia de esas energías de las que se revisten (cuerpo).
Pues la Finalidad de la Creación es la de elevar a todas las formas de energías conectadas a las distintas conciencias según su rango, mediante entropía, hasta conseguir que vibren en el máximo nivel posible; hasta hacer que toda energía y toda conciencia se transmute a Conciencia Superior.

Así se colige que, toda conciencia inscrita en la cuarta dimensión posee un revestimiento energético (cuerpo etérico) compuesto de partículas subatómicas que vibran en una serie sucesiva y simultánea de frecuencias que comprende: la frecuencia etérica (la cual sintoniza), la astral, la dévica, la búdhica, la átmica, la prakáshica, la samádica, hasta que finalmente se encuentra conectada por la Conciencia Superior.

Que toda conciencia inscrita en la quinta dimensión posee un revestimiento energético (cuerpo astral) compuesto de partículas subatómicas que vibran en una serie sucesiva y simultánea de frecuencias que comprende: la frecuencia astral (la cual sintoniza), la dévica, la búdhica, la átmica, la prakáshica, la samádica, hasta que finalmente se encuentra conectada por la Conciencia Superior.

Que toda conciencia inscrita en la sexta dimensión posee un revestimiento energético (cuerpo dévico) compuesto de partículas subatómicas que vibran en una serie sucesiva y simultánea de frecuencias que comprende: la frecuencia dévica (la cual sintoniza), la búdhica, la átmica, la prakáshica, la samádica, hasta que finalmente se encuentra conectada por la Conciencia Superior.

Y así sucesivamente en todas las dimensiones...
La conciencia pues sintoniza con el cuerpo energético de menor frecuencia vibratoria de entre todas las frecuencias en las que vibran las partículas subátomicas de las que se reviste. 

Ahora sí podemos entender por qué no percibimos a los seres que habitan las dimensiones superiores (seres etéricos, astrales, dévicos... ), y por el contrario, si podemos percibir a los seres que habitan las dimensiones inferiores (seres elementales -minerales- y seres primarios -vegetales-).

Nosotros, como seres bariónicos que percibimos la Realidad en tres dimensiones, -porque nuestra conciencia está sintonizada únicamente con esta frecuencia-, captamos solo los cuerpos conformados por partículas subatómicas que vibran en tres dimensiones; estos es, percibimos los niveles vibratorios de tercera dimensión pertenecientes a los seres de dimensión elemental y a los seres de dimensión primaria.
Los cuerpos energéticos de los seres que habitan las dimensiones superiores han dejado de vibrar a la frecuencia correspondiente a la tercera, segunda y primera dimensión. Por lo tanto, no son perceptibles para nosotros.

Para un ser cuya conciencia sintoniza con la dimensión átmica, es decir, que percibe, experimenta y vive la Realidad en ocho dimensiones, solo percibe a los seres que posean, entre otros cuerpos, el cuerpo energético cuya vibración está dentro de la frecuencia átmica (8ª). Tan solo pueden captarlos como seres átmicos. Solo perciben su cuerpo energético átmico.
Por tanto, esta conciencia solo percibirá a los seres que se encuentren por debajo de su escala de conciencia evolutiva, pues todos ellos vibran además de entre otras frecuencias, en la frecuencia de la octava dimensión; estos son: los seres elementales, primarios, bariónicos, etéricos, astrales, dévicos y búdhicos. 
Aunque solo percibirá de estos seres inferiores sus respectivos cuerpos energéticos que vibran a la frecuencia de la dimensión octava o átmica. 
Todo lo que perciben los seres átmicos es un entorno natural formado por energías átmicas, y poblado por seres con cuerpos átmicos, pero de evoluciones igual o inferiores a las suyas propias.

En consonancia, nosotros, como seres bariónicos, percibimos solo la franja del espectro que vibra en una frecuenica de tres dimensiones, del conjunto de los seres que también vibran en una y dos dimensiones a la vez: los minerales y los vegetales. Finalmente los captamos en un entorno tridimensional, que percibimos poblado de seres con cuerpos tridimensionales, pero que contemplamos y comprendemos que parte de ellos son evolutivamente inferiores a nosotros: los minerales y los vegetales, a pesar de pertenecer a dimensiones inferiores de conciencia. 

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